La policía persiguió a Gang hasta hacerlo detenerse, solo que este en vez de entregarse, amenazó con clavarle el objeto punzopenetrante a su menor hija.
Él tenía el filo de la espada contra el pecho de la menor todo el tiempo mientras gritaba que lo dejen ir”, recordó Yin. “Déjenme ir o la mataré, no tendré piedad”, fue lo que gritaba el desquiciado hombre, según la granjera.

Además, se solicitó a varios de sus parientes que se hicieran presentes. Esto permitió que los oficiales se pusieran en posición mientras el hombre se encontraba distraíado para poder liberar a la niña, quien resultó ilesa.
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